lunes, 26 de marzo de 2007

Avalanch - Lucero




Avalanch, este grupo asturiano, es uno de mis grupos predilectos del Rock en español, lidereados por el guitarrista Alberto Rionda, el grupo se cargó de una nueva frescura con la integración de Ramón Lage, alla por el año 2003 llenándole de una frescura y a la vez un poderío nuevo...

Me tocó estar presente en un concierto de ellos en el 2003 en el Café Iguana en su gira latinoamericana y si, me llevé una grata sorpresa, al final de concierto, me quedé charlando con ellos un largo tiempo, son unos tipazos, sencillos y muy buena onda, les pude preguntar de todo, hasta de Victor García y me respondieron todo muy amablemente, ese día me firmaron mis discos y me regresé con un agradable sabor de boca a casa...



Aqui les dejo este video que me encontré en YouTube de una rola que ese día me hizo sacar una leve lagrima, me acordé de una chica que en ese tiempo ni caso me hacía,uff..... y sobre que trata?? Alberto Rionda, nos dió su explicación....

"Qué es lo que nos hace falta para tener la capacidad de amar de verdad? Cuando el corazón siente, todos los demás sentidos se nos quedan pequeños, se hacen prescindibles. Esto os lo puede corroborar el protagonista de esta historia. Un chico invidente, que se conforma con soñar a su amada por las noches, imaginarse su rostro a partir de la información que recibe del resto de sus sentidos. Por el día la siente y por la noche la sueña. Una vez más el amor se apodera de nuestras vidas... qué bonito, ¿verdad?"




Artista: Avalanch
Album: Las Ruinas del Edén
Canción: Lucero

Brisa ante mí
Jugara con su pelo.
Huele a jazmín
Me dibuja su cuerpo.
Pasara ante mí
Como un sueño.

La oigo caminar
Y mi alma se asoma
Quisiera gritar
Pero un nudo me ahoga
No sabría que decir
A mi diosa.

Entre niebla surgió
Una luz que me habla
Me describe a mi amor
Y se va con el alba.
Jamás se fijara en mi
Jamás sabrá que existí
Jamás oirá este lamento
Que llevo tan dentro de mí

No sé como es
Aunque sueño su cara
Me muero por ver
Si con suerte hoy habla
Oír su tierna voz
Eso me basta.

Dag!


...

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